... ¿Y si pido?

Corres hasta desaparecer en la distancia
Gritas hasta romper al maldito silencio
Olvidas que un día desperté frente a tu sombra
Sacas las garras que me guiarán hasta el infierno 

Mejor piensas que soy tu eterna distancia
Que gritas como perra maltratada pero excitada
Que no habrá un alba sin mi sombra luminosa
... Y si usas tus garras: aseguras que ellas peleen para el alma

Aunque no estoy dispuesto a ocupar la distancia
Ni a tus gritos desesperados a media noche
Ni a observar a través de la espantosa sombra
Porqué mejor no accionas hasta llamar mi muerte

No me pasa nada

Vuelvo a las andadas.

Ya no me sale el sol cuando
me quito la ropa al acostarme.
Y el blanco y negro se me ha hecho colonia.

Resultante de la siempre constante es
la melancolica bala que no se dispara
en direccion a mis alas.

Pero quizas solo baste otra cerveza.
Otro cigarro, otro corcho a canasta,
cerca de tu piel desnuda...

Jordhan Paula

Quid y sed

Resulta que nuestro German reposa
Hombre extremista, que profana en casa
Endemoniado por el diablo adverso
No levantes calumnia contra el paso

La criatura que también llamo amigo
Siempre ha estado tranquilo y conmigo
El ha preferido arrinconarse en lauro
Con toda la calma; distante al tiro

El tosco siempre ha sido delicioso
Y sigue siendo joven deseöso
Pese a que existen almas desdeñables
¡Pero es propio! En seres impronunciables

Hoy, tú vive, ëstas en la cantina
Alegrando al hocico hasta mañana
Para olvidar al mugriento intervalo
Respirando otros aires, con tú estilo

Deplorable que prosaico se queje
Que usando precario llanto se aleje
Beneficiado por sutil salida
Esa que, mas que laberinto... es ronda

La defunción es vieja ïnfluyente
No en todos los juegos, solo en azote
Presumiendo por su alargada traba
Es una indeseable radical; porque acaba

Olvídense del hombre ëxtremista
Que en la barra äun está la tormenta
... El micrófono lo tiene en prisión
Pues grito ä son: "hermano otra expresión"

Hubo un momento

Vasto fue el lugar de mirada angosta
En dilatada vigilia encendida
De coloquio de la misma existencia
Manoseando el origen de la ojeada



Apresando al aspecto entre antojo
Pretendiendo despojar-le su aliento
Culminante he tenido momento
Pero ninguno como éste presiento



Continuando innumerables sucesos
Muchos de estos: ¡muy buenos por cierto!
Impactando el exquisito beso
El trance perfecto para un comienzo

Polar son tus alas perenne
Cubiertas de compromisos, de
Motivación en medio cubil
Y luchas con los enormes gris
Porque eres hombre inexperto
Cuando cabeza cae en desprecio


Eres universal, como una
Estación que enmienda todo:
Lo natural hasta limpiar, ni
Los truenos se comparan, Ninfa
Porque posees la entrada que nos
Fabrica, para luego sufrir


El sufrimiento no es tu deseo
Solo prefacio de la vida
Siempre con penas, llantos, y
Alegrías, para con sigilo
Construirle a la vida, que olvida
Para dar nuevas sonrisas, y


Se te importa morir, para
Dejarlo vivir, con la gloria
La que él mismo se niega adoptar
No enfrías lo que sientes, ni las
Caricias que ven convertido al
Amor en un dolor que condena


Sujeto de poca conciencia
No toques su gran inocencia
Que como respira, ella mira
Porque mirada como esa
Desconoce a la impune mentira
Su aliento respira vida


No te atrevas a gritarle
Que es la naturaleza
Árbol parado que arropa
Agua que descansa en la boca
Que sostiene la existencia
Como energía resplandeciente


Antes de reclamar-le, mueres
Porque tu no puedes pagarle
Las lágrimas que provocaste
Las que luego tú recordaste
Con tu cuerpo sucio de sangre
En los minutos que lloraste


Mujer es aroma, que siente
mujer es tesoro, que a veces
Que algunas veces, se pierde
Y como viento aparece
La que el temor no esconde
La misma que siempre responde

Permanezco

Permanezco el tiempo necesario abrazando el perfume que tu cuello dejo en mi almohada, al menos, inquilino de tu piel, de hasta un ápice de tu cuello seré...cuando galopando mi olfato por tus bosques, en las noches de mi cama...tu esencia que es mi guía jugueteaba a escondidas...

Carabelas

Carabelas
A la vista del 12 se aguaron mis ventanas.
Las llegadas de esas carabelas me tendieron la trampa.
Con la cruz como tatuaje cosido con lana.
El océano tristemente le paraba el nado.

Blanca tenia la tez.
Las orejas estaban libres de pecado.
La Biblia era su espada enterrada en tinta de color negro.
Su venida en son de paz era un Dios te Bendiga.

Su cola de yegua domada no se despegaba de su cabeza.
Sus ojos grises dispersaban la búsqueda de ese oro taimado.
El pregón que salia de mi boca por poco ella lo escucha.
El trayecto de un lado a otro era el Camino 37.

Sus sandalias descritas de hierro parecían de otro lado.
No tenia nada en los brazos, salvo por unos cuantos hoyos.
La falda negra se enamoraba del aire, quería irse con el.
El aliento triste de su voz la mantiene despierta.

Predicaba lo que veía en La Biblia como es de costumbre.
Sus manos señalaban la llegada de El, cosa que es vieja.
La balada triste de su historia parecía un cuento de hadas al
estilo de Bosch.
En la cocina de transporte los que la estudiaban la conocen de
lejos.

Ella seguía alertándonos por la llegada de El.
Las ánimas de su maleta estaban aplastadas.
La inercia con la que su nariz exhalaba la absorbe el pañuelo.
El chófer exorcizo su pecado pitando la bocina.

Seguía tarareando su triste balada.
Con sigilo le dice al chófer que la deje en la parada.
La carabela con un Dios te Bendiga se despide de todos sin olvidar
decirnos una cosa.
Forniquen con protección por que sino nos atrapara La Dama Roja.